Ahora que el Proyecto CreO llega a su fin, no nos queda sino subrayar lo comentado en infinidad de ocasiones tanto en nuestro blog, como en los encuentros que se han mantenido en dicho proyecto: la implantación de jóvenes talentos de distintas áreas creativas, en empresas o escenarios tradicionales-no creativos, aporta valor y diferenciación.
Pero el cambio, la mayor parte de las veces, lo generaban personas ajenas a las propias organizaciones. Creadoras y creadores, vanguardistas, personas visionarias... A lo largo de la historia, nos demuestran que la introducción de la creatividad en la empresa es necesaria. Da Vinci, puso en el imaginario colectivo la idea loca de volar, hoy en día su diseño es considerado como el primer esbozo serio de una aeronave.
En este sentido, juzgamos de especial interés el estudio de la creatividad y su “utilización seria” (De Bono,1993) dentro de la organización, defendiendo la necesidad de buscar en las empresas un equilibrio entre el enfoque analítico tradicional de gestión de negocios y un nuevo enfoque creativo, que algunos autores han denominado “el enfoque creativo del management” (Goodman, 1995) o “management de ideas” (Eckvall, 1992). Hoy en día, la innovación se convierte en una exigencia no sólo para nacer, crecer y desarrollarse, sino también para subsistir. Esto provoca la necesidad de fomentar de manera consciente y constante la creatividad dentro de las organizaciones, frente a una postura tradicional que se limitaba a esperar a que ésta aflorara espontáneamente. Por otro lado, la empresa constituye, a su vez, un instrumento esencial del que dispone el creativo para poner en práctica sus ideas y la explotación comercial de las mismas: lo que las valida como verdaderamente útiles y creativas.
Sin irnos más lejos, Julia G. Escribá, barcelonesa de 20 años, podría cambiar la moda para siempre con su teoría de las 30 prendas y tejidos que ha presentado en su primera colección, de ropa termorreguladora con una tecnología desarrollada para la NASA. Para lograr el cambio, Júlia cree en el poder de la tecnología: con propuestas y prendas inteligentes como sus prendas termorregulables, dice, no tendríamos que utilizar tantas capas de ropa. Y por tanto, consumiríamos y contaminaríamos menos. (REF: https://smoda.elpais.com/moda/esta-barcelonesa-de-20-anos-podria-cambiar-la-moda-para-siempre-con-su-teoria-de-las-30-prendas-y-tejidos-de-la-nasa ).
Aún más cerca, geográficamente hablando, tenemos a los vascos Ludus (https://ludusglobal.com/), que han creado la plataforma definitiva para la capacitación y entrenamiento en materias de seguridad y salud usando Realidad Virtual. Es decir, aplicando los videojuegos a la realidad industrial aprendemos a gestionar una prevención de riesgos en medio de un incendio, a manejar una grúa elevadora, técnicas de RCP… Estamos ante una propuesta de industria 4.0 contemplando cómo la creatividad es el factor clave para la transformación industrial en Euskadi.
¿Será esta la línea para los próximos años? De momento, desde el Proyecto CreO, con el apoyo de la Comisión Europea, estamos aprovechando el potencial de la red de Formación Profesional y su proximidad con las empresas, para movilizar el talento de estudiantes de ciclos formativos relacionados con la creatividad al sector industrial y manufacturero, para fomentar la innovación en este sector. Para ello, el profesorado de estos ciclos ha adquirido competencias que le permiten formar a su alumnado en habilidades y destrezas relacionadas con el entorno industrial. Por su parte, los mandos empresariales del sector industrial implementan las guías desarrolladas por CreO para guiar al alumnado durante su estancia en la empresa mientras completan su formación en centros de trabajo. CreO aportó la metodología y los materiales para que ambos perfiles puedan abordar estos retos. El proyecto CreO finaliza, pero esta simbiosis entre creatividad y empresa ha llegado a la industria vasca para entrar poco a poco, inexorablemente, con la clara intención de cambiarla y hacerla crecer.